9 de octubre de 2008

Jeff Wall

De niño, Wall pintaba y dibujaba. Siendo adolescente empezó a interesarse por la fotografía “en el contexto del marco de referencia experimental y radical de los años 60 —tenía 18, 19 años—, mediante el arte conceptual y al tratar de involucrarme con lo que sucedía en aquel entonces”.
“me interesaban más los pintores de antaño. Me fascinaba Picasso y los artistas de ese tipo. Eso se mezclaba con mi interés por la fotografía, porque tenía el ejemplo de lo que la pintura podía hacer como arte visual, que siempre influyó en mi manera de ver la foto”.En 2002, Wall recibió el premio internacional de la Fundación Hasselblad en fotografía. En lo que va del nuevo milenio el artista ha tenido exposiciones en la Tate Modern, en Londres; en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Arte de San Francisco y el Deutsche Guggenheim, en Berlín.
Trabaja tanto a color como en blanco y negro: “Comencé a trabajar en color en los años 70, quería usar blanco y negro, pero no tenía los medios. Tardé mucho en lograrlo. Cuando empecé no tenía cámara, ni estudio, ni equipo de ningún tipo. Cuando podía conseguía el equipo prestado. Poco a poco conseguí esto, lo otro, compré una cámara y después de 15 años conseguí un lugar donde fue posible construir un cuarto oscuro con la finalidad de lograr el tipo de impresiones que quería. Mis fotos en blanco y negro tienen que hacerse de cierta manera y me tomó mucho tiempo realizarlas”.
Con las fotos de Wall, el espectador a veces pregunta si lo que ve realmente pasó o fue provocado: “En muchas de mis imágenes colaboro con las personas, preparo cosas; en ese sentido son lo que llamo cinematográficas, porque están hechas a la manera de las tomas fílmicas. Pero durante ese proceso muchos accidentes tienen lugar, muchos cambios suceden en el proceso de hacer esa película. Así que no existe una línea divisoria real, absoluta, clara entre lo que fue capturado y lo que fue ejecutado. Allí es donde está más ahora la fotografía, trabajando con la indefinibilidad de estos dos polos aparentes”.

Aunque el cuerpo pueda hundirse en el espacio de la representación, y la mirada sea cautivada por la calidad plástica de las fotografías, la imagen no desborda, guarda su distancia frente al espectador. Pese a las características físicas de la obra (dimensiones y calidad plástica), que invitan a establecer una relación directa entre esta última y su cuerpo, el espectador no se abandona a una experiencia exclusivamente física, de seducción, sino también a una experiencia reflexiva. El artista nos enseña a mirar. No hay com-pasión, no hay proyección, tan solo la experimentación.
Wall logra así un equilibrio notable: el espectador es solicitado pero no participa de la acción de la imagen. « Cinematografía » es una de las palabras que Jeff Wall utiliza para definir sus fotografías. A mitad de camino entre la fotografía, el cine y la pintura, la obra de Wall cuestiona la representación y estudia el proceso de figuración en si.
No considera la fotografía como la captura de un momento en el tiempo, aunque algunas de sus fotografías puedan aparentarlo, tal como Leche (1984) o A Sudden Gust of Wind (1993). En efecto, a primera vista, las imágenes pueden dar la ilusión de ser fotografías documentales o clichés instantáneos de la realidad, pero Wall trabaja minuciosamente la escenografita, pidiendo, por ejemplo, a las personas fotografiadas actuar o posar.



Cada foto está nutrida o trabajada a partir de obras maestras de la historia del arte, fuente principal del artista. Sin embargo, Wall rechaza la cita evidente, prefiere la alusión, la distorsión de sus fuentes. Para citar sólo dos ejemplos, A Sudden Gust of Wind hace referencia a Ejiri in Suruga Province (a sudden gust of wind) del pintor japonés Katsushika Hokusai y Picture for women (1979) a la obra Bar aux folies bergères de Edouard Manet.

(Ampliar imagen)


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Este Artista presenta fotografías de formato grande iluminado por atrás, son fotografías « Cibachrome », dichas también Ilfocrhome. En que consiste el cibachrome ? La plata destruye todos los colores inexistentes dejando aparecer solamente los colores existentes con una calidad y una saturación de colores excepcionales gracias al colorante de alta calidad incluido en el soporte. Es la razón por la cual la pigmentación de esos colores está garantizada por 50 a 80 años. Los UV no alteran esos colores.El procedimiento que emplea es revelar, primero, la fotos en papel transparente y formato grande, para luego ponerlas sobre un tejido blanco y así permitir acentuar la luminosidad, y finalmente las coloca dentro de un enorme cajón-marco con iluminación eléctrica al interior - una técnica que recuerda la pantalla cinematográfica o/y paneles publicitarios.

Propone imágenes cuidadosamente estudiadas, medidas, pesadas, que no sorprenden ni decepcionan: impresionan. En su sentido figurativo, pero también en el literal, al igual que los químicos de la fotografía dejan su huella indeleble en el papel.




Wall nos invita a una mirada reflexiva, sus imágenes mantienen la mirada expectante. El ojo debe leer. Un ojo atento, que la lectura de la imagen agudiza. No es una evasión, no es un viaje de exotismo: se trata de experimentar otra realidad, Wall es un verdadero demiurgo. A través de sus fotos, nos transmite su visión del arte. Cada una de ellas es un elemento del “manifiesto” de este artista canadiense (1946) que vive y trabaja en Vancouver, y cuya obra figura entre las galerías neoyorkinas más reconocidas.





Así que su “primer acto creativo” consiste en “no fotografiar nada”, es decir, “abstenerse de capturarlo, aunque sí experimentarlo, atestiguarlo, sea lo que sea”. Luego, Wall emprende un proceso “reconstructivo o constructivo”, en el que busca la manera de que la experiencia tenida en torno al tema halle la forma de convertirse en una imagen.






“Hay cosas que cambian. Por ejemplo, algunos de los temas (de sus fotografías), tal vez hayan sucedido en equis lugar, pero los fotografié en otra parte. Seguido regreso al lugar donde vi todo y pienso: ‘bueno, quizá puedo trabajar aquí’; sin embargo, el sitio ya no me parece el adecuado. En el proceso de reconstrucción desarrollo una especie de libertad artística para recrear el acontecimiento. “Mi objetivo al hacer esos cambios tiene que ver con dar cuenta de cómo fue experimentado el hecho. La transformación que sucede, ya sea reconstrucción o montaje, busca hacer lo que considero una buena imagen”.


Una imagen puede generar emoción a partir de su composición, sus tonos, la relación de formas, etc.... La figura tal vez sea sólo parte de esa construcción del sentimiento. Así que me interesa una relación emocional entre el cielo y el horizonte, entre un tono oscuro y otro más claro, entre un elemento vertical y uno horizontal”.



1 comentario:

Anónimo dijo...

un grosso total, la calidad de las imágenes de este tipo es única!
che no me abandones este blog q es una fuente de info muy buena!
abrazos hermano!